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jueves, 23 de agosto de 2012

ACTORES DE LA NUEVA EVANGELIZACION



Dentro del marco del Concilio Vaticano II y del último Documento de Aparecida, redactado por todos los Obispos de América Latina y el Caribe (CELAM), nos señalan claramente el camino  que debemos seguir activamente todos aquellos que de alguna manera no llamamos Iglesia de Cristo.
En este sentido y en concordancia con los nuevos tiempos el Papa Juan Pablo II se refería mucho al tema de la Nueva Evangelización, cuya línea de trabajo ha sido continuada indesmayablemente por nuestro actual Sumo Pontífice Benedicto XVI.
Esta inmensa tarea en pleno siglo XXI nos compromete a todos los miembros de la Iglesia a ser llamados a participar activamente como Discípulos y Misioneros de Cristo (Mt. 4, 19).
El Santo Padre manifiesta en este contexto, que necesitamos de una misión evangelizadora que convoque a todas las fuerzas vivas de la Iglesia; y en este esfuerzo evangelizador la comunidad eclesial se destaca por las iniciativas de enviar sus misioneros: laicos y religiosos buscando dialogar con todos en espíritu de comprensión y de delicada caridad.(DA 550).
La V Conferencia General de Aparecida ha optado con toda razón, por la gran misión de carácter permanente, recordando el mandato del Señor de ir y hacer discípulos (Mt. 28, 19).
No podemos quedarnos estancados en siglos pasados donde el impulso  misionero de la Iglesia fue asumido solo por las grandes  Ordenes y Congregaciones religiosas con este carisma.
No podemos quedarnos en espera pasiva en nuestras Parroquias, sino que los Obispos(como los primeros responsables), los continuadores de la misión de los Apóstoles; los sacerdotes, religiosos, seminaristas y laicos, recordemos el texto del Evangelio de Lucas 10, 1: “Designó el Señor a otros 72 y los envió…”.
En estos tiempos difíciles y desafiantes el Continente de la Esperanza como llamaba Juan Pablo II a América Latina, se siente amenazado por el avance estrepitoso y alarmante de las sectas; y el secularismo religioso  ha tenido efectos lamentables ya en el Primer Mundo.
Las personas más vulnerables al proselitismo agresivo de las sectas son generalmente los  bautizados no suficientemente evangelizados, fácilmente influenciables porque poseen un fe raquítica y esto porque se descuidó de alguna manera lo que Jesús nos dice en las Sagradas Escrituras: “Jesús se acercó a ellos y les dijo: Dios me ha dado toda autoridad en el  cielo y en la tierra. Vayan pues a las gentes y háganlas mis discípulos, bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. (Mt. 28, 18 – 20).
                      De tal manera que el Bautismo debe ir de la mano con una permanente 
                   Evangelización.
           

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